LA EMPATÍA Y LA AUTOESTIMA

2. EMPATÍA Y AUTOESTIMA

2.1 La empatía
Podemos definir la empatía como la capacidad de identificar lo que les pasa a otros, acompañando la identificación con los “afectos” positivos o negativos que siente la otra persona, aunque no sea con la misma intensidad. La empatía tiene un carácter innato, es decir, los seres humanos son capaces de reconocer, emitir y reaccionar de forma innata a las manifestaciones de afecto (risa, llanto,…)

La evolución de la empatía de o-2 años
Desde el nacimiento a los 2-3 meses: se produce una empatía primitiva, no intencional.
Hacia los 2-3 años y hasta 7-8 meses: se produce una empatía primitiva y una interacción privilegiada, que ya es intencional. El adulto y el niño, pueden provocar y compartir intencionalmente los “afectos” que hasta ese momento realizan, e ir aprendiendo formas más elaboradas de manifestarlos. Se produce una imitación y observación de gestos.
Desde los 7-8 meses y hasta el año aproximadamente: se recuerdan las situaciones empáticas primitivas que ya se han experimentado antes. Las señales y las manifestaciones de los “afectos” que hasta ese momento siente, adquieren una representación mental y tienen un significado para él. Se imitan los movimientos y los gestos que ayudan y producen un acercamiento mayor.
A partir del año hasta los dos: se produce una empatía simbólica, el niño asocia entre la señal, la situación y el afecto. En su juego manifiesta una capacidad para representar simbólicamente los “afectos” conocidos y vivencias.
Se desarrolla también el lenguaje oral y gestual, que sirven al niño para expresar los “afectos” con mayor variedad.
A partir de los dos años la riqueza que los adquieren para expresar y entender los afectos es bastante variada. La adquisición de nuevas capacidades le permiten dar un giro a sus estrategias empáticas, son eficaces socialmente e inciden en el vínculo afectivo de la amistad.
Las capacidades empáticas primitivas
Las capacidades empáticas primitivas de los niños entran en juego desde el nacimiento en situaciones de interacción con los adultos provocando vínculos afectivos privilegiados
Las capacidades empáticas primitivas que provocan el apego entre el adulto y el niño son:
- Observación visual de las expresiones faciales, interacciones cara a cara: el niño despierta la ternura del adulto y el adulto imita las expresiones faciales que son recibidas, como en un espejo, por el bebé despertando su capacidad empática.
- Sus posturas motrices, despiertan la ternura del adulto y la necesidad de contacto corporal con el adulto le permite a niño percibir e interpretar los “afectos” que les manifiestan.
- Los sonidos y verbalizaciones, provocan al adulto iniciándose “un juego de comunicación” que el niño percibe, interpreta y le ayuda a empatizar con el adulto.
- Contagio empático y mimetismo facial: sensorialmente si un niño oye llorar o reír, ríe o llora. Si la expresión facial de un adulto es de tristeza, el bebé mimetiza motrizmente sus facciones.


Características de las capacidades empáticas primitivas
- Asimetría: el niño está preparado para el proceso de empatía y provocar en el adulto la relación empática, pero el adulto domina las interrelaciones privilegiadas de la empatía.
- Rítmica: la empatía está regulada primero por los ritmos biológicos del niño, la capacidad de adaptación del adulto a los ritmos del niño crea situaciones de comunicación e interacción que lleva a la vinculación y dan la capacidad al adulto para ajustar a la vida cotidiana los ritmos del niño.
- Específica: el adulto enseña al niño el significado de las relaciones, le da contenido y conceptualiza los gestos y manifestaciones afectivas del niño que son características de la empatía. El aprendizaje significativo de las manifestaciones empáticas le ayuda a utilizar lo aprendido en el establecimiento de las relaciones en el proceso de socialización.
- Un continuo proceso de cambio: la empatía evoluciona y permite el establecimiento de procesos de vinculación privilegiada con ciertos adultos. Con estos adultos las manifestaciones de afecto son reiterativas en expresiones y manifestaciones, y van proporcionando momentos de relaciones privilegiadas que con el propio desarrollo se van ampliando.

2.2 La Autoestima
La autoestima la podemos definir como el valor que tiene uno para sí mismo.
El aspecto más importante de la conceptualización de autoestima, está en la aceptación y la calidad del trato que se recibe, es decir del valor y la aceptación que los otros le dan.
Otro aspecto importante es la experiencia de éxito y de fracaso, sus conductas de demandas, sus interacciones y el conocimiento de su yo y no yo , le permiten crearse una autoimagen más positiva o más negativa, pero suya, sea equivocada o cierta.
Las experiencias afectivas le permiten crearse una autoimagen más o menos objetiva que depende fundamentalmente de dónde le pongan el “listón” de exigencias.
Otro aspecto del concepto de autoestima son las propias actitudes de las figuras de apego.
El proceso de evolución de la autoestima
La autoestima toma su mayor auge hacia los tres años. Todo el proceso de dependencia afectiva y dependencia del ambiente donde se sostiene su desarrollo va facilitando al niño sus experiencias que le permiten en un momento dado dar el gran salto y pedir por sí sólo realizar cosas; un cambio importante en su vida y la organización de estrategias.
La autoestima a los tres años: el niño pide constantemente que se le deje hacer cosas por sí mismo y en esa autonomía experimenta placer y orgullo.
La autoestima le permite valorar su propia capacidad de incidir en su propio ambiente y de conseguir la confianza de su entorno y considerarse de forma creciente.
El proceso de autoestima se va desarrollando con los logros básicos de autonomía que ha ido adquiriendo en las etapas anteriores y las formas de aprobación desaprobación que recibe de esos logros. Estos logros y el papel de los adultos de su entorno en ese proceso de aprendizaje le permiten tener seguridad ante sus figuras de apego para pedir acceso a nuevas autonomías y enfrentarse a situaciones de autoafirmación.
En esta etapa los niños se definen con las siguientes características:
- Se describen desde atributos personales externos, desde actividades que realizan, desde sus cualidades físicas: “yo soy una niña morena”
- Se describen también en términos globales, con sentido vago e inespecífico de sí mismo: “yo soy bueno”
- Parten de unas relaciones sociales vistas como simples conexiones entre personas: “yo soy amiga de…”
- Se definen desde evidencias externas arbitrarias: “yo un día me caí…”
Al alcanzar estas descripciones nos adentramos en la autoestima
Damon y Hart (1982) afirman que la autoestima implica una orientación afectiva capaz de ser evaluada positiva o negativamente. Coopers Mith llegó a las siguientes conclusiones sobre las causas que influyen en el desarrollo de la autoestima. Influyen los tratos que dan los niños a las personas significativas para él. Cuanto más grande sea su autoestima, menos dificultad encontrará el niño para superar dificultades y se sentirá mejor dotado para seguir aquello que se proponga. Es muy importante que el educador conozca el nivel de autoestima de sus alumnos y lo puede hacer a través de la propia actuación del niño: su manera de pensar, sus comportamientos, sus manifestaciones,…
La importancia de la autoestima
La autoestima de una persona es muy importante porque puede ser el motor que la impulse a triunfar en la vida, no en el plano económico sino en el plano personal.
Suele suceder que la imagen que tienen los demás de una persona, no guarda relación con la imagen que esa persona tiene de sí misma, y en los niños sucede lo mismo.
La autoestima negativa se ha demostrado que está presente en muchos trastornos infantiles, aunque no siempre sea la causa principal de estos.
Adquisición de la autoestima en los niños
A medida que los niños van creciendo van teniendo un papel cada vez más importante en el desarrollo de su autoestima. La familia y las personas del entorno del niño tiene un papel también muy importante en el proceso de autoestima de este.

Cada niño es único e irrepetible y está pre programado para aprender con facilidad ciertas habilidades específicas. Es muy importante que la familia incentive las capacidades innatas de los niños y los aliente a practicarlas desde la más tierna infancia, y esto le permitirá tener más confianza y sentirse más seguros.
La autoestima del niño comienza con el embarazo de su madre. La aceptación del nacimiento de un niño, de su sexo, y de todas sus características y condiciones personales es un elemento muy importante para la futura autoestima. Y poco a poco esta autoestima va aumentando o disminuyendo en función del trato de los demás hacia el niño, de las experiencias vividas por este, de el concepto que tengan de él sus compañeros, profesores, familiares,…el apoyo que el niño sienta, el reconocimiento de los valores del niño, el reconocimiento de las acciones bien realizadas por el niño,…
Los defectos físicos, las enfermedades, las discapacidades afectan la autoestima pero pueden revertirse esta situación si es vivida con naturalidad, aceptando las carencias y dando relevancia a otros atributos que pueden compensar el desarrollo, muchas veces con creces.